Siempre insistimos en que la sexualidad debe ser fuente de sensaciones agradables, algo que nos dé placer, entendido de forma amplia. También nos gusta recordar que una de las funciones del sexo es comunicar afectos: compartir con el cuerpo y los sentidos y aprender a hablar (y a escuchar) sin necesidad de palabras, a través de la piel. Uno de los elementos fundamentales para que funcione todo lo anterior son los cuidados. En primer lugar el autocuidado: saber evitar los riesgos en mis encuentros sexuales, respetarme a mí misma/o, no hacer ni permitir nada que me haga sentir malestar, ansiedad o miedo, y defender mi derecho a expresarme, sentir y ser yo misma/o a mi manera. Por otro lado, el cuidado hacia las demás personas: en cualquier relación es importante tratar bien a la otra persona, pero en las relaciones eróticas o de pareja esto es esencial. Saber escuchar y atender a las necesidades de la otra persona, respetarla, no juzgar, y que nuestros encuentros – de cualquier tipo – sean espacios saludables de disfrute conjunto.
Para poder cuidarme y cuidar al resto de gente, necesito información que me permita tomar decisiones responsables. Y en ese sentido vemos que últimamente falta mucha información sobre el VIH, o que la información que se tiene no se utiliza porque hay una sensación generalizada de que «eso no va conmigo». Como en realidad los virus no hacen distinciones y sí se van con cualquiera que les permita entrar a su cuerpo, vamos a refrescar algunas ideas básicas sobre el VIH para facilitar que nos cuidemos mejor.
¿Qué es el VIH?
Es el virus de inmunodeficiencia humana, el causante del sida. Se trata de un virus para el que no hay vacuna ni cura posible a día de hoy. Ataca a las defensas del organismo, de manera que el cuerpo se va quedando desprotegido frente a otras enfermedades o infecciones. Lo que sí existe hoy en día son tratamientos para que la gente con VIH no desarrolle la enfermedad, manteniendo muy bajos los niveles de virus (la carga viral). Son tratamientos que las personas VIH+ deben tomar de por vida, y que aunque no hacen desaparecer el virus sí que consiguen que sea prácticamente indetectable.
¿Cómo pasa de una persona a otra?
El VIH se puede transmitir a través de la sangre, el semen, el flujo vaginal o la leche materna. Eso quiere decir que es imposible infectarse si se comparten objetos donde pueda haber restos de sangre (cuchillas de afeitar, jeringuillas, etc.), y durante las relaciones sexuales en las que haya contacto con semen o flujo vaginal: sobre todo la penetración pene–vagina o pene–ano, aunque también en el sexo oral (si bien supone mucho menos riesgo que las prácticas con penetración). No hay ninguna posibilidad de infectarse con VIH por besarse – aunque sean besos con lengua –, ni por tocarse todo el cuerpo, por compartir ropa o beber del mismo vaso, ni por estornudos ni nada semejante.
¿Cómo evitar infectarse con VIH?
Hay diferentes maneras, y los distintos momentos de la vida requerirán distintas maneras de protegerse frente al VIH. La penetración es la práctica de mayor riesgo. Hay muchas prácticas sexuales con ningún riesgo o muy bajo, y que sin embargo sí resultan placenteras. Recuerda que no todo es la penetración. Si se desea tener relaciones con penetración, el uso correcto del condón es una manera eficaz de evitar contagios (y además barata, sin efectos secundarios y sencilla de usar) así como asegurarnos de una buena lubricación. Si tengo seguridad absoluta de que mi pareja no tiene VIH (sólo se puede saber con la prueba pertinente), podría tener relaciones con penetración sin riesgo. Pero claro, eso supone que además de que no tenga VIH, yo pueda tener la garantía total de que no vay a correr riesgos con otras personas. El uso de preservativos o barreras para el sexo oral tanto genital como anal es una manera de garantizar también la protección, aunque el riesgo sea menor en estas prácticas.
¿Cómo saber si se tiene VIH?
El VIH no produce síntomas, puede estar dentro del cuerpo y que la persona no note nada. La única manera de saber si se tiene VIH es realizarse una prueba. Las pruebas se pueden hacer en las asociaciones especializadas en el tema (como Omsida), o pedir al médico (pueden pedirse pruebas específicas, o solicitarlo al hacerse análisis de sangre para otros asuntos). En algunas farmacias también venden pruebas rápidas, que se puede hacer uno solo/a en casa. Pero, el acompalamiento que te garantizan en las asociaciones permite que no vivas ese momento en soledad.
Una de las maneras de frenar al VIH es que el mayor número posible de personas con VIH lo sepa, para que puedan empezar a tomar tratamiento cuanto antes y mantener el virus a raya. Por eso es fundamental que cualquier persona que haya tenido alguna práctica de riesgo en algún momento se haga la prueba.
¿Qué hacer si se obtiene un resultado VIH+?
El VIH sigue siendo un asunto que genera mucho miedo y rechazo por la incomprensión y el tabú que lo rodean. Seguimos bajo mucha presión del estigma en torno al VIH, por ello, frente a un diagnóstico VIH+ es importante , además de seguir los controles médicos adecuados y toda esa parte, buscar una buena red de apoyo que me pueda sostener y cuidar sin juicios ni sermones. Las asociaciones especializadas como Omsida ofrecen asesoramiento y acompañamiento profesional, así como grupos de apoyo y la posibilidad de juntarse con otras personas en la misma situación.
Si quieres más información o tienes dudas, el jueves día 16 seguiremos hablando de este tema junto con Omsida. Será a las 17h en casa Morlanes, si quieres venir presencialmente, y se podrá ver también por redes a través de este enlace
Lurdes Orellana y Victoria Tomás, psicólogas-sexólogas