VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO. «Control del cuerpo…

“Se trata de un control brutal sobre nuestros cuerpos”

Hablamos con la doctora Laura García Miranda sobre el impacto que tiene el diagnóstico de VPH.

El virus del papiloma humano (VPH) constituye la enfermedad de transmisión sexual más frecuente, que contraen en algún momento de su vida el 70% de las mujeres sexualmente activas y, con la misma facilidad, lo eliminan. Así lo explicaba a DIAGONAL la investigadora Margarita Ló­pez Carri­llo, de la Xarxa de Dones per la Salut, hace ya varios añosEl 92% de las infecciones son superadas por el sistema inmunitario sin necesidad de intervención. Y el 8% que persiste tiene un desarrollo muy lento: unos diez años hasta producir lesiones precancerosas y otros diez hasta convertirse en cáncer de cuello de útero.

El ­virus, aclaraba López Carrillo, es perfectamente detectable mediante una citología. Una vez detectado sólo hay que hacer un seguimiento cada seis meses para ver si desaparece o no. Si no desaparece, se puede intervenir para eliminar las células alteradas y que no degenere en cáncer. Es fácilmente controlable.

A pesar de estos datos, que deberían conducir a la tranquilidad, la desinformación acerca del virus ha ido en aumento en los últimos años, y también una creciente necesidad de enfrentarla desde otra perspectiva, cuestionando el control de los cuerpos y la sexualidad de las mujeres que supone el VPH. Hablamos con la doctora Laura García Mi­ran­da, médica de familia y especialista en Salud y Género.

Diagonal: ¿Cuándo te das cuenta de la gravedad de este tema sobre la vida de las mujeres a las que se les estaba diagnosticando VPH?

Laura García Miranda: Fue en una época en la que estuve trabajando en salud sexual. Empecé a encontrarme con muchas mujeres jóvenes y no tan jóvenes muy angustiadas tras el diagnóstico de VPH. Su­frían ataques de pánico, insomnio, ideas de muerte o enfermedad grave. Se cuestionaban sus relaciones afectivo-amorosas y su autoculpabilización o el intento de culpar a la pareja estaban truncando la posibilidad de una vivencia positiva de la sexualidad a raíz de diagnósticos de VPH. Entendí que se trataba de un control sobre nuestros cuerpos brutal.
El VPH que genera lesiones en el cuello del útero se elimina gracias a nuestro sistema inmunitario en un 90% de los casos, en un plazo de seis meses a dos años. El cuerpo humano está preparado para convivir con este virus, en el sentido de poder desarrollar una reacción inmunitaria que consiga eliminarlo del organismo. Lo importante es tener la información adecuada para saber ubicar el problema y ponerlo en perspectiva, porque es una infección muy frecuente, ino­cua en la mayoría de las ocasiones y se puede prevenir su consecuencia peor, que es el cáncer.

D.: En España hay unos 2.000 casos de cáncer de cuello de útero al año y unas 600 muertes por esta causa. ¿Cuál es la magnitud del problema?

L.G.M.: De las 600 muertes anuales por cáncer de cuello de útero no se había hecho citología al 80% de las mujeres. Se trata de mujeres empobrecidas, excluidas, en prisión, del ámbito de la prostitución, del mundo rural… Se estima que si las revisiones citológicas periódicas llegaran al 100% de las mujeres de nuestra población no habría cáncer de cuello de útero. Además, el virus es causa necesaria para el desarrollo de cáncer de cérvix, pero no es causa suficiente. El déficit nutricional, el tabaquismo y otros factores son coadyuvantes.

D.: ¿Qué ha cambiado en estos años?

L.G.M.: Nada. Ahora nos suena a epidemia, como si fuera una infección nueva. Los virus son los mismos, la probabilidad de transmisión es la misma y nuestra fortaleza inmunitaria también. Antiguamente, nuestras madres sabían que tenían que hacerse una revisión ginecológica, aunque no tenían muy claro para qué. Pero las razones por las que se hacían las citologías periódicas eran exactamente las mismas, sólo que había un manejo mucho más cotidiano y menos dramático del tema. El médico o la médica sabían que no había motivo para alarmar a las mujeres En caso de que encontrasen algo, había tiempo suficiente para intervenir. El único cambio es que desde 2007 aparece una vacuna a la venta. Y con ella el discurso del miedo y una percepción errónea de epidemia por una parte importante de la población, especialmente de las mujeres.

D.: ¿De dónde vienen las críticas a la vacuna?

L.G.M.: La vacuna tiene efectos secundarios graves, que se deben al aluminio que contiene. Genera una reacción irritativa del sistema inmune tan fuerte que se puede volver en contra de una misma y causar problemas de salud graves. Su investigación fue para aplicarla en chicas de 15 a 25 años, pero se ha implantado en niñas de 9 a 12 años sin estudios previos de seguridad en este grupo de edad. Además, se sabe que un tercio de las niñas vacunadas pierden el poder de inmunidad pasados cinco años, por lo que habría que revacunar sin conocerse los posibles efectos de otra tanda de exposición a la vacuna. ¿Para qué necesitamos meternos en nuestro organismo medicación y toxicidad cuando se supone que estamos sanas y podemos confiar en nuestro cuerpo y en los programas de prevención citológica? ¿Qué sentido tiene gastar dinero, alarmarnos, inventarnos un problema que no ha sido problema antes?

D.: Se apunta también a un componente de control de la sexualidad femenina asociado al VPH.

L.G.M.: Sí, te puedes sentir señalada. Muchas mujeres no cuentan con facilidad que tienen VPH. Las libertades sexuales y el derecho al disfrute de la sexualidad no son temas que estén asumidos del todo, y menos aún en edades tan jóvenes. Cuando una mujer tiene una enfermedad de transmisión sexual, especialmente de este tipo, cuestiona su propia sexualidad. Y la angustia que trae el diagnóstico de VPH y lesiones de cuello de útero muchas veces hace que sientas que has hecho algo malo. Se actualizan viejos mitos y tabúes rancios y sexistas sobre la sexualidad de las mujeres. Antes estaba la religión para decirnos que si disfrutabas de la sexualidad eras pecaminosa e irías al infierno. Ahora está la farmaindustria en connivencia con las instituciones sanitarias. La angustia que viven las chicas con diagnóstico de lesión en el cuello de útero tiene que ver con que la sombra del cáncer asociado a la sexualidad está detrás de todo esto.
Como me dijo una joven: “¡Nos tienen cogidas por el útero!” y tiene razón. Aquí hay una lucha que seguir librando en muchísimos frentes.

Moratoria a la aplicación de la vacuna

En otoño de 2007, cuando el Ministerio de Sanidad tomó la decisión de incluir la vacuna del VPH en el calendario vacunal, más de 10.000 profesionales de la salud y varias asociaciones científicas expresaron su desacuerdo, solicitando que fuese retirada y que continuase su investigación de cara a reducir sus efectos adversos y probar su eficacia. Hoy, la vacuna sigue siendo administrada por todas las comunidades autónomas.