¿Deseo y estrés? Salvo que vivas bajo una roca en los Monegros…habrás visto en los últimos días a Rosalía en todos los medios de comunicación habidos y por haber.
Las Pilis somos muy fans, pero si la sacamos hoy a relucir no es por sus méritos musicales, sino por una de sus intervenciones durante una entrevista. En el programa «La Revuelta», (RTVE) la cantante exponía la relación estrecha entre los periodos de mucho estrés y la desaparición de su deseo. Que cuando estaba hasta arriba de trabajo no tenía orgasmos, ni ganas, vaya. Y esto, amig@s, no es sólo propio de una estrella de la música; de hecho, es algo por lo que seguramente también has pasado tú. Y nosotras.
Pero… ¿realmente el deseo «desaparece», cual salario conforme avanza el mes? ¿Y en ese caso… tenemos opciones de volver a reencontrarlo, o hay que tirar la toalla y asumir que así son las cosas? ¡Veamos!
Primero, conceptualicemos : el deseo sexual es un sentimiento, unas sensaciones que nos mueve hacia algo que nos apetece, nos atrae. Se trata de un impulso que nos motiva para conseguir algo. Cuando deseamos una cosa sentimos ganas de ir a buscarla. Si algo me causa interés me va a generar deseo y esto sobre todo se siente en el cuerpo, es decir, es sensorial y motriz, si se siente bien, genera deseo, y si no se siente bien, no genera deseo. El cuerpo no miente y no sólo hay que pensarlo, ¡hay que sentirlo!
Y ésto no es sólo útil para nuestra salud en general, también guarda relación directa con la potencia de nuestro deseo. Si notas que lo tienes cual oso pardo en enero, es decir, en hibernación, aquí van unos tips que pueden ayudarte. Pero vaya por delante, para tu tranquilidad: ¡el deseo no se pierde, sólo cambia, se transforma!

| 1. El deseo se tiene que regar como una planta. Y no desaparece, cambia. Lo que ocurre es que muchas veces no lo sentimos porque buscamos lo anterior y entonces tenemos la sensación de que ha desaparecido. Ayer me gustaba una cosa, y hoy resulta que me gusta otra. |
| 2. Se desea aquello que nos da placer. Si algo no es placentero, será difícil que lo deseemos. ¿Por qué no buscar aquello que me gusta e incorporarlo a mis juegos eróticos? A mí, ojo, de manera subjetiva y personal. El «café para todas» no funciona. |
| 3. Seducir al deseo. La rutina sexual motiva poco. Buscar nuevos retos sexuales, jugar con más partes del cuerpo o usar la imaginación, no sólo estimular los genitales, puede ser muy divertido y seguramente despierte nuestro interés, es decir, nuestro deseo. |
| 4. El placer es muy diverso. No todo tiene que ser intenso y explosivo. El placer no va ligado sólo a la excitación y al orgasmo. Permitirnos otras sensaciones placenteras puede estimular la libido. |
| 5.Explorarnos y explorar otros cuerpos sin exigencias, simplemente sintiendo y escuchando. Las expectativas y la autoexigencia son muy malas amigas del placer, ¡mantengámoslas lejos! |
| 6. Conectarnos con nuestro cuerpo. Ya te lo adelantábamos más arriba, todo comienza en el cuerpo, y la desconexión del mismo por muchos motivos (estrés, desconocimiento, baja autoestima…) no ayudan en absoluto a mejorar nuestro deseo. Si te interesa leer sobre herramientas para potenciar esa conexión, te dejamos el enlace directo a nuestro artículo del blog sobre como mejorar la relación con tu cuerpo. |
7. Hay vida más allá de la penetración. Vivimos en una cultura donde pensar en prácticas sexuales va asociado directamente con una muy concreta: la penetración (y en muchos casos, además, a la heterosexual que se establece entre pene y vagina). Este coitocentrismo tan reduccionista hace que cuando ésta es una práctica que no nos apetece o que, por mil motivos, no podemos hacer… caigamos en la tentación de pensar que toca bajar la persiana de la sexualidad. ¡Y en absoluto es así! El coito es un plato, delicioso en muchos casos, pero sólo un ejemplo de un inmenso menú.
8. Los listones…para hacer lazos. La presión que recibimos sobre nuestra corporalidad es constante, a todas las edades. Y caer en la trampa de pensar que nuestro cuerpo, actitud o aptitudes no son «suficientes» para ser deseables…es el antídoto total a la libido. Pasar una racha en la que nos gustamos menos es absolutamente humano (igual que lo es tener días de vernos «con el guapo subido»), pero seamos conscientes de evitar las comparaciones o establecer listones con los que medir/nos.
9. La imaginación, una buena aliada. Fantasear es una buena forma de estimular nuestro deseo; es una fuente de placer 100% segura, no implica tener que llevarlo al plano real y no conoce límites. ¡Una maravilla! Si te interesa saber más sobre sus beneficios, mantente atent@a nuestro blog porque muy pronto publicaremos un post específico sobre ellas.

¡Y recuerda! Seas o no Rosalía,si la falta de deseo o en general cualquier malestar relacionado con tu sexualidad se te está haciendo cuesta arriba, contamos con un servicio de asesoramiento en el que podrás contar con la orientación profesional de nuestras sexólogas. 💜
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