Romper moldes cuesta y desmontar a la Pili aún más. Desde el 17 de septiembre el Espacio Desmontando a la Pili es centro sanitario de acuerdo a lo previsto en la ley. A partir del 6 de octubre las psicólogas deben estar adscritas a un centro sanitario para poder ejercer, y de ahí surgió la iniciativa de que Desmontando a la Pili fuese centro sanitario. Y a base de empeño, ganas, sacrificio, ilusión y profesionalidad, lo han conseguido. Esto les va a permitir “seguir realizando nuestras actividades con mucho más respaldo. Cumplimos todos los requisitos legales, tanto del espacio como personales, y así se ha reconocido”.
Todavía recuerdo cuando unas compañeras empezaron en el proyecto, en el año 2010. La “enseña” Desmontando a la Pili se abría hueco y fue en marzo de 2012 cuando dieron el primer gran paso: disponer de un local propio situado en la calle Don Juan de Aragón 21, en la Madalena, y constituirse como cooperativa. La posibilidad de tener un escaparte a pie de calle relanzó su proyecto y han conseguido “meter en medio de la calle un proyecto de sexualidad y feminista”, explican.
Otros pasitos importantes fueron su entrada en REAS y en el Mercado Social, “formar parte de otro tipo de mercado, al igual que hacemos otro tipo de mercado de la erótica”. Y ahora nos comparten su felicidad por su último gran paso. “Es extraordinario que un proyecto de este tipo esté en la red de centros sanitarios”. De hecho, son pioneras ya que “no hay nada parecido en todo el estado, ni por el tipo de proyecto ni por estar registrado como centro sanitario. Sí que hay centros que trabajan la sexología, pero nosotras abarcamos la sexualidad desde todas las perspectivas, desde el juguete más lúdico hasta la terapia más individual, teniendo en cuenta la salud y con una mirada feminista y social”. En este sentido recalcan que “intentamos que éste sea un espacio en el que sentirse cómoda para plantear tus dudas, estamos receptivas a escuchar las demandas de la persona y facilitarle lo que necesita, en vez de venderle unas bolas chinas simplemente por hacer caja”.
No todo han sido flores, sino que piedras en el camino no han faltado, desde agresiones fascistas con pintadas en su fachada y cartitas del mismo corte hasta algunas tan importantes como la negativa a registrarles el nombre. Me quedo perpleja cuando me dicen que “tuvimos que recurrir para llamarnos Desmontando a la Pili. Nos decían que iba en contra de un artículo de la ley de violencia de género. Fue bastante surrealista. Y cuando redactamos los estatutos lo hicimos en femenino, ¡somos tres chicas! Pero nos impusieron que estuviesen en masculino también. Ese tipo de trabas burocráticas son un incordio cuando lo que quieres es ponerte a funcionar”. Y tampoco les ha ido bien con el tema de las subvenciones, ya que “no recibimos la que teníamos derecho por iniciar el proyecto, y con todo el dinero gastado ya que había que justificar los gastos de antemano. Nos dejaron en muy mala situación”.
Pero analizando el camino recorrido y la experiencia adquirida, desde Desmontando a la Pili me explican que su lucha sigue y consiste en “conseguir que se viva la sexualidad de una manera diferente, en salud y en placer, y hacerlo desde una perspectiva feminista, unos modos éticos y sociales. Luchar contra la falta de información, contra el silencio, contra los miedos, y en todas las edades”.
Cuando les pregunto sobre cuál sería el siguiente gran paso de Desmontando a la Pili, no albergan dudas. “Entrar en los centros educativos y realizar charlas y talleres de un modo constante para el alumnado, ya que ahora estamos pero de manera puntual. Nosotras le damos una mirada feminista, por lo que creemos que trabajar el tema del género también es importante”.
Seguramente muchas personas que a diario pasan delante de su escaparte tendrán dudas sobre qué es exactamente Desmontando a la Pili. Como ellas mismas explican “el espacio Desmontando a la Pili es una forma amable, clara, no intrusiva y no violenta de acercar la erótica a la gente. Un espacio de seguridad donde se puede entrar y preguntar cosas que por miedo o vergüenza no las preguntas en tu entorno”. Y doy fe que con solo cinco minutos conociendo el espacio ya queda claro qué te puedes encontrar. A la vista, una amplia gama de artículos y juguetes de varios tipos. Anunciados en papel o en la web, clases de yoga, talleres varios, eco-despedidas de soltera, reuniones tupper-sex diferentes, atención sexológica, libros, dvd´s… En una tienda agradable, acogedora y atendida por licenciadas en Psicología y con másteres en asesoramiento sexual y terapia sexual y de pareja.
¿Qué más podemos pedir? A ellas nada, pero ellas sí tienen un mensaje para todas las Pilis y los Pacos. “Que se desmonten para volverse a construir, desde el placer y la salud, ya que ni la salud puede estar a costa del placer ni el placer a costa de la salud”. Se me hizo corta la visita, así que volveré dentro de pocos días, pero esta vez no como periodista, sino como nueva usuaria. Y animo a todas y todos a que conozcan este oasis en expansión.