A las mujeres de hoy en día se nos habla de la igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres. Sin embargo, creemos que en realidad continuamos bajo un modelo social sexista y patriarcal, que potencia y fomenta lo masculino e invisibiliza y limita lo femenino. Continuamos en una sociedad que descuida el desarrollo personal acotándolo a través de las categorías de género.
Desde dicho modelo, se transmiten valores afectivos y sexuales que fometan la dependencia, anula las individualidades e invisibiliza aquello que considera sexualidades no normativas. Nos marcan patrones rígidos y excluyentes dificultando el pleno desarrollo de las distintas identidades. El ideal de amor romántico o la sexualidad ligada únicamente al plano reproductivo, son mero ejemplos de esquemas que llevan a que las mujeres no sintamos, o encontremos una dificultad para ello, la necesidad de trabajar nuestra sexualidad, de darle el papel que le corresponde. Hemos interiorizado unas estructuras sociales que marcan nuestros modos de relación, nuestra vivencia del cuerpo, nuestras demandas y nuestro placer.
Si se pretende la igualdad, es necesario el cuestionamiento del modelo y de las posiciones donde se sitúa a las personas y no realizar meras campañas informativas. Creemos que un buen modo de cuestionar, de empoderarnos como mujeres y de sentir que queremos los mismos derechos y oportunidades, es a través del trabajo de nuestra sexualidad. Queremos trabajar la sexualidad como estrategias para llegar a la igualdad. Lo hacemos a través de los juguetes eróticos y acercando un punto de vista educativo y formativo de nuestra erótica. Utilizamos unos instrumentos, en este caso juegos y juguetes sexuales, que facilitan la interacción, la apertura, el cambio, la sonrisa y el interés por nuestros propios deseos. El conocer nuestro cuerpo y nuestros deseos implica ponernos en un primer plano y sentirnos autónomas.
Para alcanzar una igualdad, las mujeres tenemos que nombrarnos y situarnos para sentir que estamos y somos, que tenemos derecho a pedir y demandar, a exigir nuestro lugar en la sociedad, sin esperar paternalismos ni buenas voluntades. Desde nuestro propio empoderamiento nos situamos frente al sistema, cuestionamos al modelo y generamos estructuras que tienen en cuenta a las personas frente a los géneros.
Mediante el acercamiento a juguetes eróticos las mujeres nos abrimos a explorar, a preguntar y a conocer nuestro cuerpo. Los juguetes como estrategia de empoderamiento con un respaldo educativo es un modo de invitarnos a explorar de un modo, agradable y divertido, nuestro deseo.
Por ello, nuestra reuniones Tupper-sex son diferentes en tanto que como finalidad principal está el colocarnos como mujeres dinámicas, pensantes, deseantes y autónomas para dirigirnos hacia la igualdad. Ofrecemos reuniones Tupper-sex con una base teórica y educativa, desde una perspectiva feminista que tiene en cuenta las demandas reales de las mujeres y desde un cuestionamiento inicial del mercado de la erótica tradicional. Pero, además, tenemos en cuenta nuestras realidades personales. Creemos que cada mujer tiene su propia realidad (distintas obligaciones, modos de sentir su sexualidad o situaciones físicas) y, por ello, intentamos conciliar cada sesión a estas diferencias. Reuniones conciliadoras de la vida personal de las mujeres, entendiendo nuestras diferencias y planteándolas como riqueza.
Somos mujeres críticas con distintas formación y diferentes realidades personales que creemos en el trabajo de la sexualidad como mecanismo necesario para fomentar nuestro desarrollo personal. Un desarrollo que sirva como plataforma para alcanzar la igualdad real.