A veces tenemos que hacer un regalo y se nos agotan las ideas. Buscamos hacer un regalo útil, original, que le guste a quien lo recibe pero también a nosotras mismas y, en el mejor de los casos, que cumpla ciertos requisitos éticos y solidarios en su producción y distribución. Le damos vueltas y vueltas a la cabeza sin encontrar lo que buscamos.
Pues regala un tuppersex. Un momento: no pienses que ese regalo no vale en tu caso, y sigue leyendo para darle una oportunidad a esta idea.
Cuando regalas un tupersex le estás ofreciendo a quien lo recibe mucho más de lo que parece a simple vista. Para empezar, de alguna manera al regalar una de estas reuniones estás regalando tiempo, porque quien lo recibe se dedicará más de dos horas a sí misma, a sus amigas y a pensar en asuntos que tal vez tenía algo aparcados. Nos lo han dicho al terminar muchas reuniones: “entre otras cosas, me ha encantado tener este tiempo en el que he podido salir de mi rutina diaria para disfrutar y volver a plantearme cosas a las que hacía tiempo que no les dedicaba un rato”. La experiencia también nos dice que las reuniones se prolongan más allá del tiempo propiamente dicho que duran, porque luego se sigue hablando sobre los temas que se han tratado, y más de una se va a casa pensando en eso nuevo que acaba de aprender y que pondrá en práctica, o en lo que hablará con su pareja, o con su hija…
Además, la persona a quien le regales un tuppersex tendrá que juntar un grupo de gente (amigas/os, compañeras/os del trabajo, vecinas/os…), y eso también es valioso en sí mismo, porque supone regalarse ese rato que no encontramos tan fácilmente para estar con nuestra gente y disfrutar del contacto humano. ¿Verdad que no hace falta explicar que estar con la gente que queremos es uno de los mejores regalos que nos podemos hacer?
Tampoco vale pensar que las reuniones tuper sex sólo son para treintañeras modernas. Hemos hecho tupper sex con todo tipo de grupos: mujeres mayores que querían entender mejor la menopausia y replantearse las relaciones eróticas en la madurez. Con adolescentes que celebraban la mayoría de edad de uno de los amigos, cuya madre les había regalado una reunión como una manera divertida de aprender ciertas cosas importantes a tiempo sobre el sexo, las relaciones y varias cosas más. Personas en silla de ruedas y con problemas de movilidad, a las que les ha encantado poder plantear preguntas y hablar por fin de sus cuerpos y sus deseos con naturalidad. Parejas que querían renovar su vida sexual y explorar nuevas sensaciones y maneras de comunicarse. Y podríamos seguir.
Así que os animamos a regalar tuppersex; tal vez primero haya un silencio denso, luego unas risas nerviosas, alguna mirada incómoda… pero después os lo agradecerán con un guiño de complicidad y una sonrisa.
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