¿Te has planteado alguna vez lo que es el porno? Seguro que piensas que no es necesario, todo el mundo sabe lo que es. Nosotras pensamos que es un ejercicio interesante y por ello hemos investigado un poco y hemos ido a la RAE a que nos lo cuente (sí, sabíamos que era ir a la boca del lobo). Dice: «Presentación abierta y cruda del sexo, que busca producir excitación».
Desde esta definición nos gustaría hacer algunas matizaciones.
«Busca producir excitación», ¿de quién? Es importante no perder de vista que el porno convencional está hecho por y para hombres (matizando de nuevo) heterosexuales y con gustos eróticos normativos, es decir coitocéntricos.
Así pues ¿cómo se nos presentan las prácticas eróticas que «buscan producir excitación»? A través de cuerpos trabajados o escogidos para gustar a la norma, así como existe un canon de belleza corporal global, los genitales no se libran de tener un canon de belleza particular; a pesar de existir tantos tipos de genitales como de personas, se presentan siempre éstos con unas características muy concretas, bajo una norma estricta.
¿Qué pasa cuando se presentan prácticas no heterosexuales en el porno convencional? A pesar de ser prácticas que se saldrían de esta estructura, al estar enfocadas a atraer gustos heterosexuales, por ejemplo, en el caso del porno que pretenden definir como lésbico, se siguen reproduciendo prácticas con un enfoque heterosexual, creando unos encuentros no realistas, que no podrían llamarse «lésbicos».
Entonces, ¿qué pasa con todas las personas y cuerpos a las que no acoge este porno? Por suerte, desde hace ya bastantes años se están ampliando las miradas hacia la pornografía, haciendo de éste un espacio de acogida a todas las expresiones eróticas que se salen de las órbitas de la norma.
Una de las características que nos resultan más interesantes de algunas producciones de porno diverso, es la representación del deseo y las confluencias del mismo entre las personas que realizan las prácticas eróticas. Se ve de esta forma la ruptura del estereotipo y esquema de pasividad/actividad, llevando a la representación de lxs participantes como objetos y sujetos de deseo a la par. Así cabe preguntarnos, ¿qué estamos poniendo en valor cuando nombramos a alguien como activx/pasivx?, en el imaginario que pretenden mantener lo pasivo sería lo penetrado, lo feminino, mientras que lo activo iría cargado de poder, ese poder de ser el sujeto que penetra. Pero, ¿acaso hay algo más activo que producir deseo a otra persona? La acción de dar placer puede darse de tantas formas como imaginemos. Es más una actitud no una posición o lugar en base a lo que se está realizando. Otra vez, en el discurso se pretende reforzar el binarismo de género y limitar los deseos y los placeres.
Por otro lado, tanto en el porno como en el imaginario colectivo sobre los encuentros eróticos, encontramos la idea de orgasmo y la acción de orgasmar como fin. Es decir, el objetivo de los encuentros y como acción que marca el final del encuentro. Sin embargo, en algunas de estas producciones de pornografía desde la diversidad, podemos ver cómo la idea de orgasmo pierde su peso como fin y final, y se convierte en un elemento más del encuentro, que fluye entre otros momentos de intensidad, calma, exploración y juego; sobre todo juego. Importante esta idea, llegando a entender el jugar por jugar y el placer por el placer, sin más ni menos.
Con lo cual, ¿es importante el porno? Para nosotras, la creación de nuevas miradas del porno es básica para una vez más desmontar los paradigmas de una sexualidad heteronormativa y capitalista, y así generar otros discursos que desde su disidencia contribuyan a la creación de un imaginario colectivo desde la diversidad. A todas estas creaciones a nosotras nos gusta reafirmarnos en que es un porno feminista.
(Ilustración Doub, Rafa García)
*Desconocemos la autoría de varias de las imágenes, si sabéis de quiénes se tratan, estaremos encantadas de saberlo y poner sus referencias